Tragedia en la comunidad latina de Chicago: un veterano de combate luchó contra la deportación y el dolor del PTSD.
Un veterano de combate estadounidense, Miguel Pérez Jr., falleció recientemente a los 28 años después de una larga batalla contra su caso de deportación. Su historia es un recordatorio de las dificultades enfrentadas por muchos inmigrantes que han servido en el ejército de Estados Unidos.
Miguel nació en Guadalajara, México, y fue adoptado por Chicago cuando era niño. Sin embargo, su vida cambió drásticamente cuando fue condenado a siete años de prisión por un delito relacionado con drogas. A pesar de su lesión cerebral traumática, Miguel luchó por su caso de deportación durante más de un año antes de ser deportado en 2018.
La familia de Miguel siempre estuvo allí para apoyarlo. Su padre, Miguel Pérez Sr., me contó que su hijo era como un niño cuando lo tuvo y que crecieron juntos. La madre de Miguel, Esperanza Montes Pérez, abrió su corazón para recibir a simpatizantes que lloraron junto con ella.
Pero la lucha de Miguel no terminó después de su deportación. El joven veterano sufrió de Transtorno de Estrés Postraumático (PTSD) y se automedicó con drogas, lo que llevó a su condena. A pesar de sus heridas, Miguel nunca perdió la fe en sí mismo.
Su caso generó titulares a nivel nacional y fue utilizado por defensores de inmigrantes para cabildear al gobernador JB Pritzker para que emitiera un indulto por su condena. Eso permitió que Miguel se convirtiera en ciudadano estadounidense y regresara a casa en 2019.
Miguel se convirtió en un narrador hábil, utilizando su voz para abogar por otros veteranos deportados. Sin embargo, su historia terminó trágicamente cuando falleció recientemente.
El martes, funcionarios electos visitaron la familia de Miguel y compartieron con ellos su dolor. El congresista Jesús "Chuy" García le presentó a la familia una bandera estadounidense, mientras que la senadora Tammy Duckworth compartió una foto enmarcada que se tomó con Miguel en su oficina en Washington D.C.
"Dijo que Miguel enfrentó penurias extremas con valentía y determinación", dijo Duckworth. "Asumió la responsabilidad por su error. Pagó sus deudas con la sociedad, y se dedicó a servir a sus compañeros veteranos inmigrantes que han sido abandonados por el país que estaban dispuestos a defender con sus vidas".
Miguel inspiró un paquete de proyectos de ley que ha presentado en cada Congreso desde 2017. Los proyectos de ley buscan prevenir la deportación de veteranos militares estadounidenses y permitir que los veteranos deportados obtengan visas para acceder a servicios médicos en Estados Unidos.
La deportación de Miguel podría haberse evitado si hubiera sido más rápida su naturalización. El expresidente George W. Bush prometió una naturalización acelerada para miembros activos del Ejército, pero eso no ocurrió.
Miguel regresó a casa con una lesión cerebral traumática y su hija mayor, Daycee, recordó que él tenía mucha paranoia y problemas de sueño. "Él era joven cuando me tuvo", dijo Daycee. "Nos estábamos criando el uno al otro".
En resumen, la historia de Miguel Pérez Jr. es un recordatorio de las dificultades enfrentadas por muchos inmigrantes que han servido en el ejército de Estados Unidos. Su lucha por su caso de deportación y su dolor del PTSD nos recuerda que hay mucho trabajo por hacer para apoyar a estos veteranos inmigrantes.
Descansa en paz, Miguel.
Un veterano de combate estadounidense, Miguel Pérez Jr., falleció recientemente a los 28 años después de una larga batalla contra su caso de deportación. Su historia es un recordatorio de las dificultades enfrentadas por muchos inmigrantes que han servido en el ejército de Estados Unidos.
Miguel nació en Guadalajara, México, y fue adoptado por Chicago cuando era niño. Sin embargo, su vida cambió drásticamente cuando fue condenado a siete años de prisión por un delito relacionado con drogas. A pesar de su lesión cerebral traumática, Miguel luchó por su caso de deportación durante más de un año antes de ser deportado en 2018.
La familia de Miguel siempre estuvo allí para apoyarlo. Su padre, Miguel Pérez Sr., me contó que su hijo era como un niño cuando lo tuvo y que crecieron juntos. La madre de Miguel, Esperanza Montes Pérez, abrió su corazón para recibir a simpatizantes que lloraron junto con ella.
Pero la lucha de Miguel no terminó después de su deportación. El joven veterano sufrió de Transtorno de Estrés Postraumático (PTSD) y se automedicó con drogas, lo que llevó a su condena. A pesar de sus heridas, Miguel nunca perdió la fe en sí mismo.
Su caso generó titulares a nivel nacional y fue utilizado por defensores de inmigrantes para cabildear al gobernador JB Pritzker para que emitiera un indulto por su condena. Eso permitió que Miguel se convirtiera en ciudadano estadounidense y regresara a casa en 2019.
Miguel se convirtió en un narrador hábil, utilizando su voz para abogar por otros veteranos deportados. Sin embargo, su historia terminó trágicamente cuando falleció recientemente.
El martes, funcionarios electos visitaron la familia de Miguel y compartieron con ellos su dolor. El congresista Jesús "Chuy" García le presentó a la familia una bandera estadounidense, mientras que la senadora Tammy Duckworth compartió una foto enmarcada que se tomó con Miguel en su oficina en Washington D.C.
"Dijo que Miguel enfrentó penurias extremas con valentía y determinación", dijo Duckworth. "Asumió la responsabilidad por su error. Pagó sus deudas con la sociedad, y se dedicó a servir a sus compañeros veteranos inmigrantes que han sido abandonados por el país que estaban dispuestos a defender con sus vidas".
Miguel inspiró un paquete de proyectos de ley que ha presentado en cada Congreso desde 2017. Los proyectos de ley buscan prevenir la deportación de veteranos militares estadounidenses y permitir que los veteranos deportados obtengan visas para acceder a servicios médicos en Estados Unidos.
La deportación de Miguel podría haberse evitado si hubiera sido más rápida su naturalización. El expresidente George W. Bush prometió una naturalización acelerada para miembros activos del Ejército, pero eso no ocurrió.
Miguel regresó a casa con una lesión cerebral traumática y su hija mayor, Daycee, recordó que él tenía mucha paranoia y problemas de sueño. "Él era joven cuando me tuvo", dijo Daycee. "Nos estábamos criando el uno al otro".
En resumen, la historia de Miguel Pérez Jr. es un recordatorio de las dificultades enfrentadas por muchos inmigrantes que han servido en el ejército de Estados Unidos. Su lucha por su caso de deportación y su dolor del PTSD nos recuerda que hay mucho trabajo por hacer para apoyar a estos veteranos inmigrantes.
Descansa en paz, Miguel.